Sobre el papel las prisiones tienen una labor de reinsertar a criminales en la sociedad. Pero es sabido que más veces que menos su función se convierte en punitiva, y que un solo carcelero sucumbiendo a la corrupción o dejando entrever sus instintos más sádicos saboteará los esfuerzos de cien que tengan las mejores intenciones. Y si ese único carcelero tiene el poder de un espíritu, la prisión se vuelve un tártaro.
Javier García, director de la prisión 97, está poseído por un espíritu que alimenta su megalomanía. Le da el poder de actuar como un dios sobre los presos.
Esta ambientación para Maral facilita información sobre la prisión 97 donde los jugadores pueden jugar como presos o trabajadores.
Se encuentra en Paga lo que quieras. Recomiendo que paguéis uno o dos euros por jugador, pero siempre preferiré que paguéis cero euros a que no se use el módulo.
Podéis obtenerlo en DriveThruRPG.
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